Y
qué sería de esta
larga caminata si no estuvieran ahí ellos, los
muchachos; muchos de ellos, trepados en las plataformas de los traileres,
con sus torsos desnudos y sus apretados calzoncillos
insinuando su desnudez, dejándose tocar por los
incandescentes rayos del sol y extasiados por acariciar
con su piel al viento veraniego de la ciudad. Otros más,
tiernamente abrazados de su pareja y manifestando su
emoción con dignidad y orgullo.
Aquí,
sólo unos cuantos de los miles de apuestos que anduvimos
por ahí.